martes, 3 de diciembre de 2013

¿Por qué decimos qué?

¡VETE AL CARAJO!




Carajo era el nombre que se le puso al espacio ubicado en la parte más alta de los mástiles de las antiguas carabelas españolas. Era una especie de canasta, que servía como puesto de observación, desde el cual los vigías oteaban el horizonte en busca de naves enemigas, puntos de ubicación o lugares hasta donde querían llegar. Por otro lado, los marinos de aquellas épocas, asociaban al mástil y dicha canastilla, con el órgano sexual masculino, tal y como lo hace la RAE hoy día. 



En aquel lugar, el más alto del mástil y el más inestable de la nave, se sentía en mayor magnitud, el movimiento lateral realizado por un barco de vela, de acuerdo al movimiento del mar. El marino que era enviado a permanecer como vigía, luego de apenas un par de horas, bajaba totalmente mareado; lo que era considerado como un duro castigo y servía para dar escarmiento a quienes cometían alguna infracción a bordo. 

De ahí parece surgir la expresión: "Váyase al Carajo", como interjección para expresar un desacuerdo con alguien. Pero igualmente, también se acuñó otra expresión: "Ese tipo está del Carajo", cuando algunos marinos, podían permanecer impasibles y tolerar sin mayores problemas los movimientos del barco, aun ante las peores tempestades.

Ya sabe, mandar al carajo a alguien es enviarle a un lugar poco deseado, evitando expresarlo con un término más vulgar. 

Sin duda, la expresión del día gracias al envío de Ricardo. 


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